Rapariegos

El término de Rapariegos casi hace frontera con la vecina provincia de Avila. De hecho, históricamente formó parte de la Tierra de Arévalo, localizándose dentro de esa comarca natural. A mediados del siglo XIII se le mienta como Papariegos, aunque P.L. Siguero piensa que pueda ser un error de transcripción. Dentro de su termino también se localizan dos despoblados, uno de ello conocido con el nombre Carias y el otro como Moraleja de la Santa Cruz, donde se conserva la que fuera su iglesia, hoy conocida como ermita del Santísimo Cristo de Moralejilla.
Dentro de su casco urbano de Rapariegos se localiza el Real Convento de Santa Clara, que es una de las joyas más importantes de la gloriosa historia de la Orden Seráfica. Su fundación se fecha entre los años 1240 y 1270, y la tradición asegura que las primeras religiosas que le habitaron fueron dos compañeras de santa Clara de Asís. Desde este convento de Rapariegos se iniciaron un buen número de otras fundaciones por las provincias de Segovia y Valladolid. En el año 1750 el Real Convento de Santa Clara, sufrió un pavoroso incendio que le redujo a cenizas, a excepción de la iglesia y alguna otra dependencia, ocurriendo lo mismo cinco años después, al reedificarse por tercera vez. Durante la Guerra de la Independencia el convento fue saqueado y despojado de una buena parte de sus obras de arte, a los que se vino a sumar los años de penuria en época de la Desamortización de Mendizábal. En la actualidad el convento sigue ocupado por la misma comunidad religiosa.
La iglesia parroquial de Rapariegos se dedica a San Pedro y se ve claramente que la actual fábrica reemplazó a otra más antigua románica, que allí existiera. Lo que hoy allí veremos, en gran parte es obra del siglo XVII y dentro del templo destaca su retablo mayor de grandes proporciones, donde en hornacinas se entronizan las imágenes de San Pedro, San Pablo y San Isidro obras escultóricas del siglo XVII, lo mismo que su excelente pila bautismal.

Parece que su nombre originario, que es como se cita en la consignación de rentas del obispado de Avila de 1.250, era Papariegos, pero podría ser una errata.
En el siglo XVI ya figura como Rapariegos. No sabemos qué significa, pero sí que el sufijo -iego deriva del celta -aecu, como por ejemplo en el despoblado llamado Raliegos, en término de Fuentes de Año (Avila), del que conserva el nombre una laguna. Parece que fue creación de emigrantes del noroeste, al igual que Raliegos. Según R. Lapesa, en su «Historia de la Lengua Española», «-aecu es procéltico o céltico, muy atestiguado en inscripciones hispanas, bastante activo en otro tiempo, pero apenas empleado hoy fuera de los derivados antiguos como andariego, nocheriego, etc.»

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